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sábado, 30 de junio de 2018


Vuelven a crear el 'ordenador' más pequeño del mundo


El dispositivo de 0.3 mm de largo, más pequeño que un grano de arroz, podrá tener aplicaciones en investigación y medicina.


Existe la tendencia en tecnología a diseñar dispositivos cada vez más cómodos y accesibles. En poco se parecen los smartphone modernos, herramientas multiusos, a los esperpentos con antena de los 90. Mayor potencia, mejor diseño, menor tamaño. IBM fue un paso más allá y presentó este marzo el ordenador más pequeño del mundo (con medidas de 2x2x4mm); pero un nuevo aspirante ha venido para arrebatarle el título.

La nueva creacion de IBM junto a un grano de arroz
La Universidad de Michigan ha desarrollado un dispositivo una décima parte más pequeño que el de su rival IBM, de tan solo 0.3mm de largo y menor tamaño que un grano de arroz. Este nuevo dispositivo ha generado un debate entre las instituciones y la comunidad tecnológica sobre cuáles son los requisitos mínimos que deben existir para que un dispositivo se considere un ‘ordenador’.

Lo que ocurre con las recientes creaciones de IBM es que, en cuando su potencia cae, pierden todos sus datos y programación, a diferencia de los anteriores modelos en miniatura como el Michigan Micro Mote.

David Blaauw, quien lideró el desarrollo del nuevo sistema, afirma que “es cuestión de opinión si tienen los requisitos de funcionalidad mínimos” para considerarse ordenadores o no.

Desarrollo y propiedades
Además de la RAM y células fotovoltaicas, el dispositivo posee procesadores y transmisores y receptores inalámbricos. Al no poder tener una antena de radio convencional, los datos se reciben y transmiten a través de luz visible proporcionada por una estación base que proporciona potencia para la programación y recibe los datos generados. La luz de la estación base y el LED de transmisión del dispositivo inducen corrientes en los circuitos y alimentan el dispositivo, de embalaje transparente, a baja potencia.

Algunos de los problemas a los que tuvo que enfrentarse el equipo de Blaauw fueron inventar nuevas formas de diseñar el circuito de forma que fuese de baja potencia pero tolerase la luz y alcanzase los niveles de precisión deseados. El cambio de diodos, que pueden actuar como células solares, por condensadores conmutados fue una de las soluciones utilizadas durante el desarrollo.

¿Para qué podría utilizarse?
El dispositivo fue diseñado como un sensor de temperatura de alta precisión que convierte la temperatura en intervalos de tiempo definidos con pulsos eléctricos. Estos se medirían en un chip frente a un intervalo constante de la estación base y se convertirían de nuevo en temperaturas. El diseño de la Universidad de Michigan es capaz de medir temperaturas en regiones tan minúsculas como un grupo de células con un error de 0.1 grados Celsius. Con ellos se buscaba que el dispositivo tuviese aplicaciones directas en oncología.

De acuerdo con la propuesta del Profesor Gary Luker, ingeniero biomédico y colaborador en el proyecto, este ordenador podría ser utilizado para confirmar si las células tumorales poseen temperaturas más altas que los tejidos normales, como apuntan algunos estudios. De confirmarse, la diferencia de temperatura podría utilizarse para evaluar el éxito o fracaso del tratamiento. Además, un ordenador milimétrico podría tener aplicaciones en la diagnosis de glaucoma a través de la presión del ojo, estudios sobre cáncer, monitoreo de yacimientos de petróleo y de procesos bioquímicos o sistemas de vigilancia audiovisual.

Ajenos ya a lo que puedan aportar a otros campos, la comunidad científica tendrá que decidir si estos nuevos dispositivos cumplen los requisitos mínimos para ser considerados ‘ordenadores’ o el título de computadora más pequeña volverá a un modelo previo.

FUENTE: MUY INTERESANTE

domingo, 17 de junio de 2018

Cómo cultivar cuatro toneladas de verduras al año en plena ciudad

Jaime Silverstein forma parte de una nueva generación de agricultores muy formados que intenta acortar la distancia entre las personas y los cultivos que consumen. Para ello emplea un contenedor hidropónico de alta tecnología capaz de funcionar incluso en aparcamientos



Jaime Silverstein trabaja en una granja, dentro de un contenedor, en Boston (EE. UU). Ella es parte de un movimiento cada vez mayor de agricultores urbanos que intentan utilizar instalaciones hidropónicas eficientes y de alta tecnología para acortar la distancia entre los habitantes de las ciudades y los alimentos que consumen.


Cultivos dentro de la jungla urbana

Silverstein trabaja como especialista en cultivos para Freight Farms, una compañía que diseñó las máquinas Leafy Green, unos contenedores repletos de equipos y herramientas hidropónicas capaces de producir de dos a cuatro toneladas de alimento al año, en cualquier clima o ubicación. "Puede colocarse en un aparcamiento de cemento, así que no hace falta tener un buen suelo", detalla Silverstein. Algo que a la mayoría de las áreas urbanas les falta.




Los contenedores producen principalmente (no se lo va a creer) verduras de hoja verde, como lechugas y acelgas, porque son rápidas de cultivar y pueden crecer muy juntas.

Y aunque uno de los principales atractivos comerciales de los contenedores es que permiten cultivar plantas sensibles al clima en un lugar que a menudo es frío y nevado como Boston, Silverstein tiene los ojos puestos en un premio mucho mayor: Freight Farms ha trabajado con la NASA en busca de fórmulas para llevar máquinas Leafy Green al espacio. La responsable detalla: "Hemos analizado cómo acelerar su tiempo de crecimiento [de las plantas] y cómo se puede comenzar con las semillas y los insumos para poder regenerarlos a lo largo del tiempo (con "insumos" me refiero a los nutrientes que necesitan las plantas para crecer y que pueden ser difíciles de conseguir en el espacio). Creo que es un trabajo realmente genial e interesante. No solo para el espacio, sino para hacer que todo el sistema hidropónico sea más sostenible y cerrado".


La nueva generación de agricultores

Silverstein es parte de un grupo creciente de personas jóvenes y formadas que ven en la agricultura una oportunidad de marcar una diferencia en el mundo. Según el Departamento de Agricultura de EE. UU., el número de agricultores de entre 25 y 34 años aumentó un 2,2 % entre 2007 y 2012. Es la segunda vez en el último siglo que este colectivo ha crecido. De estos nuevos jóvenes agricultores, el 69 % tiene títulos universitarios. Silverstein dice: "En principio, yo fui a la universidad para cursar política comercial y medioambiental. Creo que la agricultura y el cultivo de alimentos es una de las maneras más directas y significativas de reducir la huella ambiental".


Ayudar a la vida a florecer

Como especialista en cultivos, Silverstein es un híbrido de agricultora, científica y funcionaria. Cuando está en su escritorio, atiende a los clientes o se dedica a analizar los datos de las configuraciones de los cultivos de prueba de Freight Farms. Durante el resto del día se ensucia las manos haciendo todo tipo de cosas, desde trasplantar pequeñas plántulas hasta experimentar con las mejores maneras de hacer que las flores comestibles y los pimientos picantes crezcan en las paredes bañadas en luz violeta de los contenedores de la empresa.

En el tiempo que pasa codo a codo con las plantas se producen algunos vínculos muy profundos, pero también algunas bajas. Para Silverstein, esta es la parte más difícil del trabajo. La responsable concluye: "Empiezas a pensar que deberías haberlo hecho de otra forma o que a estas pobres plantas no les está yendo tan bien. Quiero mejorarlas. Todo el mundo tiene esa relación con las plantas".



domingo, 20 de marzo de 2011

Utilizan la tecnología LED para tratar el cáncer cervical

Las compañías Sagentia y Photocure, especializadas en la tecnología de fototerapia dinámica, han desarrollado un dispositivo que cura el cáncer cervical en sus estadios iniciales, utilizando sólo una fuente de luz LED y un medicamento en forma de pomada. El dispositivo, bautizado como Cervira, se coloca en la zona afectada durante unas 24 horas, periodo en que la paciente puede seguir con su vida cotidiana. Una vez aplicado el tratamiento, el tejido cancerígeno es eliminado gracias a una reacción propiciada por la luz.

El cáncer cervical es un tipo de cáncer que se desarrolla en el útero. Se estima que es el segundo tipo de cáncer más común en mujeres, y en países en vías de desarrollo es el más frecuente, con un diagnóstico de más de 400.000 nuevos casos cada año.

Ahora, investigadores de la compañía británica Sagentia y de la empresa noruega Photocure han desarrollado un método de tratamiento del cáncer cervical en sus estadios iniciales.

Se trata de un novedoso sistema que utiliza una fuente de luz LED (de diodos semiconductores que emiten luz) para aplicar, en la zona afectada, una pomada de medicamento y la cantidad de luz precisa para que dicho medicamento resulte efectivo.

Eliminar el tejido enfermo

Bautizado como Cervira, este sistema se ha basado en un campo emergente conocido como terapia fotodinámica o PDT, por sus siglas en inglés.

La PDT en una tecnología que se utiliza para erradicar tumores en estadios iniciales, e incluso para reducir el tamaño de tumores en estadios finales, y que implica tres componentes clave: un fotosensibilizador, luz (con una longitud de onda adecuada para el fotosensiblizador) y el oxígeno de los tejidos.

La luz hace que el fotosensibilizador, a su vez, provoque que el oxígeno de los tejidos dañe y acabe con los tejidos expuestos al haz (por ejemplo, con las células cancerígenas).

En el caso de Cervira, la fuente de luz LED se utiliza para atacar de manera específica las células malignas que propician la aparición de cánceres agresivos, preservando al mismo tiempo el tejido sano de la paciente.

Según explica Euan Morrison, director de óptica avanzada y tecnologías lumínicas de Sagentia, haciendo incidir luz LED sobre los tumores se activa una reacción que, con el tiempo, acaba eliminando el tejido enfermo.

En un artículo aparecido en la revista The Engineer, Morrison añade que los investigadores han trabajado muy de cerca con los fabricantes de diodos emisores de luz (LEDs) para asegurar la obtención de fuentes muy específicas de luz en términos de intensidad y longitud de onda.

Cómo funciona

Actualmente, los tratamientos del cáncer cervical en estadios iniciales suelen ser de dos tipos. Por un lado, se puede practicar una supervisión continuada, dado que algunas lesiones en este estadio remiten naturalmente por sí solas.

Por otra parte, también pueden aplicarse la cirugía preventiva o la cauterización por láser. Estas soluciones presentan algunos problemas: los controles continuados suelen causar una ansiedad permanente en las pacientes, mientras que la cirugía puede producir infecciones postquirúrgicas e incluso reducir la fertilidad.

Los científicos esperan superar ambos escollos gracias al sistema Cervira, que funciona de la siguiente forma: En primer lugar, un ginecólogo o un colposcopista colocan el dispositivo en el cuello del útero.

Una sección hueca situada al final del dispositivo mantiene la pomada de medicamento contra esta parte del cuerpo, en la fase inicial de absorción del tratamiento.

Unas horas después de la aplicación del medicamento, la fuente de luz LED integrada en esa misma sección hueca se activa de manera automática, haciendo incidir sobre la zona tratada la dosis necesaria de iluminación, en una longitud de onda correcta.

Segunda fase de pruebas

El dispositivo puede dejarse colocado en el cuello del útero más de 24 horas. Durante este tiempo, las pacientes pueden abandonar el hospital y continuar con sus actividades cotidianas. Finalmente, ellas mismas pueden quitarse el dispositivo Cervira.

Morrison afirma que se ha hecho un enorme esfuerzo en las fases iniciales del proyecto de desarrollo del dispositivo, para conseguir que éste tuviera la forma apropiada y no incomodase a las pacientes.

Los científicos esperan que, a pesar de la generalización de la vacuna contra el cáncer cervical como medida de prevención, Cervira sirva para ayudar a salvar vidas. De momento, el sistema se encuentra en la Fase II de pruebas clínicas en múltiples centros de Estados Unidos y Europa.

Fuente: Tendencias21